El lenguaje alemán tiene muchas palabras que no estaría mal adoptar, entre ellas schandenfreude, que significa «el placer que se obtiene de la desgracia ajena».
Por muy deplorable que sea, todos lo hemos sentido alguna vez; somos humanos, al fin y al cabo.
En el mundo de la literatura, mi impresión es que es todavía más común. Parece que existe un afán escondido en todos los escritores de celebrar los fracasos de sus (supuestos) rivales.
O todavía peor, en observar a otros escritores que empiezan y sonreír con suficiencia ante sus fallos de principiante, olvidando que los cometieron iguales o peores.
En cualquier caso, para evitar el schadenfreude, lo mejor es no mirar a otros escritores, y por supuesto nunca hacia atrás.
Mira siempre hacia delante y a aquellos que están más avanzados que tú en el camino de la escritura.
No solo es la única manera de avanzar. Es que cuando miras hacia atrás, o incluso a los lados, en el mejor de los casos puedes dejar de ver las oportunidades que tienes delante.
En el peor de los casos, puedes tropezarte y caer tan estrepitosamente que luego no seas capaz de levantarte.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Joel Muniz en Unsplash