En el mundo de distracciones constantes en el que vivimos, la capacidad de concentrarse en una sola tarea es un superpoder.
No solo están las distracciones banales, que seguro conoces bien.
Están las otras distracciones, las importantes.
Es muy sencillo dejar de hacer lo que debes por tener que ocuparte en otras cosas que son importantes, como preocuparte de pagar las facturas.
La clave está, simplemente, en hacer lo que debes. Y luego haces todo lo demás.
Por eso, cada día madrugo para dedicar un mínimo de una hora a la escritura, antes de que otras tareas exijan mi atención.
A veces es hora y media, otras veinte minutos. Pero durante ese tiempo, la escritura es lo único que ocupa mi mente.
Concentrarse en una sola tarea da sus frutos. El próximo mes comenzarán a verse.
Cuando te concentras en lo que debes de forma constante, cada día, al final los resultados son inevitables.
Recuerda la fábula de la tortuga y la liebre. Esto es un maraton, no un sprint.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: William Stitt en Unsplash