Lo prometido es deuda y aquí está esta nueva entrega de La Trastienda, donde voy a explicar el proceso creativo detrás de Proyecto Armagedón. Lógicamente, no voy a entrar en detalles del argumento para no hacer ningún spoiler de la trama, pero sí que puedo hablar de forma general de todo lo que ocurre en la novela.
Lo primero que tengo que decir es que la base de Proyecto Armagedón ya estaba en mi cabeza antes incluso de que acabara Traición en el Gran Consejo. Desde el momento en que comprobé que Traición era una historia demasiado grande para meterla en un solo libro, supe que tenía que desarrollar toda la trama hasta el final, para asegurarme de lograr un argumento equilibrado entre los tres libros. Eso fue lo que hice en su momento, incluyendo el giro argumental al final de Proyecto Armagedón, que a algunos lectores les ha tomado por sorpresa y a otros no tanto.
Cuando esa vuelta de tuerca de la trama vino a mi mente, me gustó tanto que incluso coloqué las primeras semillas de la misma en Traición, aunque de forma un tanto velada para no desvelar nada a los lectores más avezados. Algunas de esas semillas fueron útiles para justificar algunos aspectos de la trama (por ejemplo, esa es una de las funciones de los mensajes misteriosos que aparecen en Traición), mientras que otras me sirvieron para dar más humanidad a los personajes (como la imagen de Bárbara con sus padres). Sin entrar en detalles, es evidente que muchas de las incógnitas presentadas en los dos libros a raíz de este giro serán explicadas en el tercero, así que aparcaré este asunto de momento y volveré a la novela en sí.
Como decía, la base de Proyecto estaba bien asentada, tanto en mis notas como en mi cabeza, por lo que el comienzo del proceso de escritura fue enormemente productivo. Lo hice coincidir con mi participación en el NaNoWriMo de 2014, que completé apurando hasta el último día de escritura, como narré en esta bitácora por aquellas fechas. Sin embargo, los siguientes meses fueron mucho menos productivos, tanto que incluso comencé a preocuparme.
Visto con perspectiva, creo que el problema fue aumentar mi nivel de producción a las 50.000 palabras mensuales sin pasar por un período de transición. No sé si fue por agotamiento creativo o porque mi subconsciente pensó que no tenía necesidad de esforzarme, pues ya había demostrado que podía ser muy productivo. El caso es que no fue hasta febrero que pude aumentar el número de palabras escritas, acabando la novela en el mes de abril, en gran parte gracias a la fecha de entrega que yo mismo me había impuesto.
Esta es una de las grandes enseñanzas que me ha quedado de Proyecto Armagedón, y que he procurado cumplir siempre en mi carrera de escritor. Si anuncias una fecha debes tener tu libro listo para esa fecha. Proyecto Armagedón ha sido el primer libro en el que he trabajado así y creo que me sirvió para superar ese bache que tuve en diciembre y enero. A menor escala, es lo mismo que me ocurre con la serie Cómo autopublicar tu libro, en la que siempre anuncio la siguiente entrega con antelación y siempre he cumplido con esa fecha. Un escritor profesional respeta las fechas de entrega, y yo me considero un escritor profesional.
KILL YOUR DARLINGS
Otra cosa que he aprendido con Proyecto Armagedón es que la famosa frase de William Faulkner «In writing, you must kill all your darlings» —En la escritura, debes matar a todas tus queridas— es muy cierta. Parte del bloqueo creativo que tuve en los primeros meses era porque había una trama del libro que transcurría en la ciudad de Corona, donde recuperaba a otro de los personajes de Traición en el Gran Consejo y describía más en detalle la vida en la capital de la Unión Galáctica de Planetas.
Estaba y estoy muy orgulloso de lo que escribí en esos capítulos que tuve que desechar, pero la realidad es que no aportaban nada a la historia, más allá de engordar innecesariamente el libro, y no sabía cómo enlazarlos con el resto de tramas. Al final, tuve que deshacerme de ellos. Proyecto Armagedón no necesitaba la historia de… pero mejor no digo nada, puede que los aproveche para una futura historia.
Cuando eliminé esa parte (más de ocho mil palabras), la historia adelgazó y se volvió más manejable, pues sabía bien a dónde tenía que llegar con el resto de tramas; solo tenía que ponerme a escribir y dejarme llevar para averiguar el cómo. En ese camino, fui introduciendo el resto de incógnitas y pequeños guiños que llevaban hacia el giro final. Algunos de ellos eran muy evidentes (como el apellido de uno de los personajes) y otros no tanto (cuando ese mismo personaje sonríe constantemente al ver a Silvana y a Valentine es por algo), y fue muy divertido escribirlos, al igual que las escenas finales en las que, desde dos puntos distintos de la galaxia, se narra un mismo proceso para que el lector saque sus propias conclusiones antes del capítulo final.
Todo esto acompañado de la acción y el ritmo que parece estar convirtiéndose en mi marca de fábrica. La Ley de Chandler, de la que hablé en otra entrada de la trastienda, ha guiado mis pasos y ha hecho que no tenga el más mínimo temor a poner en aprietos a mis personajes. Ellos mismos son los que encuentran la solución a todos los obstáculos que pongo en su camino y muchas veces soy yo el primer sorprendido por sus acciones. Creo que es una buena señal, así que continuaré haciéndolo.
PREVENTAS Y PROMOCIONES
En lo que se refiere a la publicación de Proyecto Armagedón, estuvo marcada por la promoción que realizó Amazon de Traición en el Gran Consejo. Dado que podía llegar a más lectores con aquella promoción, quise que tuvieran la segunda parte de la trilogía disponible para la compra y volví a repetir la oferta de preventa a 0,99 que me había dado buen resultado con Traición.
Esta imagen fue la que repetí constantemente durante aquella quincena en redes sociales y en esta misma página. A tenor de los resultados, la promoción fue un éxito pues entre aquellos que ya habían leído Traición y compraban la secuela, y los que compraban ambas por primera vez aprovechando el precio, Proyecto Armagedón duplicó sin problema las preventas cosechadas por Traición.
Ahora queda por escribir el tercer libro y, en esta ocasión, la fecha de entrega es el primer trimestre de 2016, así que voy a dar por terminada esta entrada de la trastienda para ponerme a escribir el relato que tengo pendiente de la lista de avisos y así comenzar cuanto antes con Prisioneros del Futuro.
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