En esta nueva entrega de La Trastienda, quiero hablar sobre un problema muy común en los escritores, especialmente en los noveles como yo: qué hacer cuando tu historia se te va de las manos, algo que me ha ocurrido durante el proceso de escritura del relato para los suscriptores de la lista de avisos, Un Frescor Inconfundible.
De hecho, ése no iba a ser el relato. En la primera versión, el protagonista era Chaka Gutionov y el argumento giraba en torno a ciertos hechos acaecidos en una estación espacial situada en un planeta muy peculiar. Pero después de escribir algo menos de cuatro mil palabras, me quedé bloqueado. Tardé unos cuantos días en darme cuenta de que el bloqueo que sufría era por que mi subconsciente me estaba avisando: esta historia es demasiado grande para comprimirla en un relato corto.
Una vez que lo comprendí, hice lo más lógico, aunque suponga incumplir las reglas de Heinlein. Aparqué esa historia y comencé una nueva. En este caso, decidí comenzar totalmente de cero, con personajes totalmente nuevos, y funcionó. El bloqueo desapareció y ese relato, llamado Terreno Peligroso, iba a servirme para explicar el funcionamiento de la Legión, algo que en La Cosmonave Perdida quedaba en el aire.
En esta ocasión, el bloqueo me llegó cuando superé las diez mil palabras, y me di cuenta de la causa inmediatamente. Una vez más, la historia se me iba de las manos: era demasiado grande para un relato corto y había creado demasiados personajes que quedaban muy desaprovechados. A pesar de eso, intenté arreglarlo, reformulando la historia y quitando algún personaje, pero no hubo manera. Así que comencé de nuevo.
Después de dos intentos frustrados, el tercero tenía que ser el definitivo. El motivo más importante era que tenía que entregar el relato a los suscriptores de la lista de avisos, pues a eso me había comprometido. Por si eso no bastara, cada día que continuaba con el relato era un día perdido para comenzar el segundo libro, que tengo previsto publicar antes del verano. El tiempo corría y no precisamente a mi favor.
La importancia de la planificación
¿Cuál fue la diferencia en el tercer intento? La planificación previa. En primer lugar, decidí limitar la extensión; en mis dos primeras intentonas, no era consciente de cuánto iba a escribir, solo que quería algo entre diez y quince mil palabras. En esta ocasión me impuse el límite de seis mil palabras; con ello, conseguí evitar introducir elementos superfluos, al tener un tope que no podía superar. Ponerme un límite me obligó a ir al grano.
En segundo lugar, escribí el resumen del relato con bastante más detalle que en mis otros intentos. Decidí recuperar a Tenok Pol y convertirlo en un relato de misterio, quizás el primero de una serie y después creé la trama y todos los personajes, pero siempre con la mente puesta en mi límite de extensión. Por eso, el relato cuenta con solo cinco personajes, y uno de ellos ni siquiera habla; tener un resumen detallado me permitió centrarme en escribir y no en pensar qué escribir.
Una vez que lo tuve todo claro, tan solo fue ponerse a escribir y en poco más de una semana lo tenía escrito, maquetado y listo para mandar a los suscriptores de la lista de avisos. Al ser tan corto, el proceso de revisión y edición también ha sido mucho menor, y he aprovechado para meter una preview de La Cosmonave Perdida, por si acaso alguno de los suscriptores todavía no la ha leído. De esta forma, el relato cumple con una de las funciones que quería darle: escaparate de mi producción a través de una muestra gratuita.
Con todo, este proceso ha tenido su utilidad. Me ha hecho ser consciente de lo importante que es en mi escritura la planificación previa, y es algo que estoy aplicando en estos momentos en el segundo libro. Además, los dos intentos fallidos me han permitido desarrollar en mi mente varios conceptos de mi universo de ficción que, aunque no se vean, servirán para enriquecer más ese universo. Por supuesto, tengo intención de retomar y desarrollar esas dos historias inacabadas más adelante, y ya tienen un lugar previsto en mi plan editorial.
Cómo evitar abandonar tu historia y escribirla hasta el final
Finalmente, para que no te pase lo mismo que a mí voy a compartir cinco consejos que te servirán para no abandonar tu historia y escribirla hasta el final, que me han sido de mucha utilidad.
- Planificación previa. Como has visto, la planificación previa fue de gran ayuda para escribir Un Frescor Inconfundible y también puede serlo para tu historia. El tiempo que inviertas ahora es tiempo que no tendrás que perder más adelante cuando tengas alguna duda sobre la trama o los personajes. Piensa que escribir es ir a la guerra y que la planificación previa es una de tus armas más poderosas.
- Divide y vencerás. Es lógico y normal que la escritura de tu historia pueda parecerte una tarea gigantesca. Para evitar que la enormidad de la tarea te abrume, debes dividirlo en trozos más manejables. No pienses en todos los capítulos que tienes por delante, concéntrate solo en la escena que estás escribiendo en ese momento. O incluso en la siguiente línea.
- No debes desechar nada. Es posible que cuando estés escribiendo, te vengan ideas que no tengan relación directa con la historia. Para evitar que se queden en tu subconsciente y te distraigan, y también para no perderlas, anótalas en una libreta. Ya habrá tiempo para volver a ellas cuando hayas acabado con tu historia.
- Comprométete. Para llegar a buen término, debes comprometerte con tu historia. Tienes que hacer que te guste, tienes que apasionarte con ella. Si no lo haces tú primero, los lectores no lo harán. Debes ser inflexible y defender tu historia de todo y de todos, especialmente de ti mismo, porque llegarán momentos en los que te asalten las dudas. No lo hagas y no dudes de que tu historia merece ser contada.
- Piensa en el resultado final. Si has llegado a escribir la palabra FIN en tu relato, conocerás esa sensación de euforia que te invade. Terminar La Cosmonave Perdida ha sido una de las experiencias más satisfactorias de mi vida y quiero repetir esa sensación. Pero no lo harás si te desvías de tu historia o comienzas otra; al fin y al cabo, solo puedes disfrutar del resultado final cuando has acabado algo.
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