Después de la presentación de hace unos días, ya toca meterse en harina y hablar de lo que va a ser el cimiento de mi carrera como escritor independiente, lo que llamo la triple E: Escritor, Editor y Empresario. Esos son los tres pilares para una carrera de éxito como escritor independiente en el siglo XXI.
Escritor
Evidentemente, éste es el más importante de los tres y sobre el que descansa la mayor parte del peso de la carrera del escritor independiente. Por eso, hay que predicar con el ejemplo y escribir. Todos y cada uno de los días, porque para poder ser un escritor profesional hay que tomar la escritura como una profesión, un trabajo en el que tienes que sentarte y alcanzar tus objetivos diarios. Lo han dicho infinidad de escritores y yo también lo voy a repetir hasta la saciedad en esta bitácora: No puedes quedarte parado esperando a que venga la musa, tiene que encontrarte trabajando.
Stephen Pressfield lo define muy bien en La guerra del arte. Para un escritor, no hay nada más importante que sentarse todos los días y escribir. El resto de aspectos de tu carrera deben pasar a segundo plano cuando te enfrentas a la hoja en blanco. Habrá veces que las palabras y las ideas fluyan sin dificultad, y otras en las que tengas que pelear cada una de ellas, pero lo importante es la constancia. Si eres constante, nada te puede parar.
Puede que estés pensando que no es posible, que es mucho esfuerzo, pero no es así. Tan solo debes ponerte a trabajar. Imagínate que el día a la semana que tengas más tiempo dedicas dos o tres horas a escribir y te marcas el objetivo de escribir 1000 palabras. No es mucho, dependiendo de la tipografía que utilices será entre folio y medio y dos folios por una cara (si escribes a mano, será un poco más difícil de contar, pero no imposible). Si eres constante y dedicas un día a la semana a conseguir tus mil palabras, al cabo del año tendrás 52.000 palabras escritas. Eso es una novela en toda regla. Y si repites el proceso el siguiente año tendrás otra novela. Un borrador al año está muy bien y demuestra que lo primero y principal que hace falta es empeño.
Ese empeño es el que me ha llevado a apostar por mi futuro como escritor independiente; por ello, cada mes haré un balance público con todas las palabras escritas en ese período de tiempo y los textos y proyectos terminados. No es algo muy original, ya lo hace en Estados Unidos el escritor Dean Wesley Smith o, en España, el emprendedor Franck Scipion, por poner un par de ejemplos. Ojalá me vaya tan bien como a ellos.

Correcciones en el primer borrador de La Cosmonave Perdida
Editor
Escribir es la parte más importante, pero no es la única, y la labor de editor es tanto o más esencial. Una vez que, con sangre, sudor y lágrimas, has terminado tu primer borrador, debes ocuparte de editarlo. No es tan solo quitar las faltas de ortografía, es también buscar los puntos débiles de tu historia para corregirlos y eliminar todo lo superfluo.
Este es un aspecto crucial para un escritor independiente: saber reconocer cuando tu propio trabajo se puede mejorar y borrar párrafos o capítulos enteros si es necesario. En este aspecto, se puede contar con ayuda profesional, o hacerlo todo tú mismo. Cada escritor es un mundo y las recetas que funcionan para unos no tienen por qué ser válidas para otros.
En mi caso, la edición del primer borrador es completamente mía, realizada sobre una versión impresa del texto. Allí anoto, tacho y corrijo hasta que quedo satisfecho, modificando y eliminando todo lo que considere oportuno. Una vez incorporadas esas correcciones en un segundo borrador, es éste el que envío a mis lectores beta en formato epub, mobi o PDF. Mientras ellos lo leen, yo hago una nueva lectura en mi Kindle, marcando con notas los errores que hayan sobrevivido y cualquier cosa que considere necesario cambiar. Después de incorporar todos los cambios motivados por mí o por mis lectores beta, dejo descansar el manuscrito un tiempo antes de hacer la lectura final de este tercer borrador y dar por terminada la obra. Y luego solo queda volver a empezar una nueva.
Quizás juegue con algo de ventaja frente a otros escritores independientes que vengan de otros campos no relacionados con la comunicación. En mi caso, las palabras son mi herramienta de trabajo, y por eso la labor de edición es algo que me gusta y que disfruto. De hecho, la considero parte fundamental del oficio de escritor, porque serán muy pocas las veces que escribas algo y no termines corrigiéndolo o editándolo de algún modo.

Una prueba de portada de La Cosmonave Perdida
Empresario
Y finalmente, llegamos a la faceta de empresario, que es la que han hecho posible las Tecnologías de la Información y la Comunicación. En el siglo pasado, todo el mundo podía cumplir con los roles de escritor y editor, y después probar suerte enviando sus manuscritos a las casas editoriales, que pondrían su libro a la venta para el gran público. Hoy, ese modelo está roto por completo por la irrupción de las TIC y ha hecho posible la figura del escritor independiente.
Antes de explicar las labores del empresario, debo decir una cosa. Todas las tareas de las que voy a hablar ahora se pueden externalizar y, de hecho, si no te ves capacitado, es lo que debes hacer si quieres tener una posibilidad de éxito. No es ninguna deshonra admitir que no puedes hacerlo todo.
Como empresario, tu labor es coger el manuscrito y lanzarlo al mundo. Para ello, debes crear una portada llamativa y que parezca profesional (un matiz muy importante, del que volveremos a hablar en el futuro), compilar el libro en todos los formatos y ponerlo a la venta en las librerías más importantes. También debes usar técnicas de marketing y redactar el resumen y las llamadas a la acción para incorporar en tu libro, además de crear una lista de correo con la que poder llegar a tus lectores. Y finalmente, debes crear, gestionar y mantener tu presencia online en redes sociales y también a través de tu propia página web.
De nuevo, cuento con la ventaja de que muchos de los aspectos empresariales me son familiares por mi trabajo y, además, me encantan, con lo que la parte de empresario tampoco es una carga para mí. La prueba es esta misma bitácora, en la que he invertido unas cuantas horas de trabajo para dejarla plenamente funcional. Incluso debo admitir que hay momentos en los que disfruto más como empresario y como editor que como escritor. Suerte que se me pasan cuando escribo.
Como podéis ver, estas tres facetas suponen una dedicación casi completa, pero algo está claro. Poder vivir de lo que uno escribe es un sueño que muchos tenemos. Si lo intentas, puedes fracasar, es verdad. Pero si no lo intentas, nunca lo sabrás.
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