A mí me ha pasado y seguramente a ti también. Tu libro no vende y uno no sabe qué hacer. Pero la experiencia y el sentido común van dándote tablas.

Si tú todavía no las tienes, algunas cosas que puedes hacer son: 

  • Modifica los precios. Puede que tengas tu libro demasiado caro o incluso demasiado barato. Juega con el precio y cámbialo. Piensa que no tienes nada que perder y mucho que ganar; yo cambié precios de algunos de mis libros el mes pasado y el resultado ha sido fantástico.
  • Cambia el género en el que escribes. Puede que la novela romántica no sea lo tuyo y debas dedicarte a escribir misterios cozy, o ficción histórica. No serías el primer escritor que probó algo diferente y encontró el éxito.
  • Prueba con una cubierta y una descripción nuevas. No pasa nada si cambias el envoltorio de tu libro para hacerlo más atrayente y puede que sea justo eso lo que evita que los lectores se fijen en él. Al contrario de lo que puedas pensar, los lectores sí eligen libros por sus portadas, pero si luego no son retenidos por la sinopsis, de nada te servirá el cambio.
  • Cambia la tienda en la que te encuentras para presentar tu libro a otros lectores. Si estás dentro de KDP Select, salte de la exclusividad con Amazon y prueba otras tiendas como Lektu, Kobo, iTunes o Google Play. Si tienes tu libro en varias plataformas, prueba con KDP Select.

Esas son algunas de las cosas que puedes hacer. Y estas son las que no debes hacer.

  • No te quejes en público. A nadie le gusta escuchar las lamentaciones de otra personas si no está obligado. Y recuerda que internet es permanente, cuidado con publicar algo de lo que luego puedas arrepentirte.
  • No hagas spam. No hay nada más patético que un escritor o escritora colocando el enlace de su libro en todas las páginas de Facebook que pueda encontrar, o tuiteándolo cada dos horas. De verdad, no lo hagas o tendré que echarte de aquí.
  • No abandones. Nadie sabe cuándo puede llegar el éxito. Quizá sea con tu tercera novela, o con la duodécima, o puede que nunca, pero no lo sabrás si abandonas.

Mañana, más. ¡Feliz escritura! 

Imagen: Jessica Ruscello en Unsplash