Todos nosotros —y yo el primero— nos llenamos la boca con todos los proyectos que queremos realizar.
Anunciamos ambiciosos calendarios para el año o más allá. Incluso he visto escritores que anuncian en detalle sus proyectos para los próximos cinco años.
Todo eso está muy bien, pero por pura lógica no debemos esperar nada de ello.
Nadie nos va a aplaudir por querer hacer muchas cosas, y cualquier admiración que sientan en el momento se perderá cuando sigan con su vida.
Eso es lo normal y no debería sorprendernos cuando ocurre.
De hecho, es mejor cuando no dices nada antes y lo que anuncias es un libro terminado o cualquier otro tipo de proyecto que ha llegado a su fin.
Porque tu reputación, tu prestigio, tu fama —da igual como quieras llamarlo— , funciona de una sola manera.
Se basa en lo que haces o en lo que has hecho. Nunca en lo que vas a hacer.
Olvidar eso es un camino seguro hacia la frustración.
Demuestra lo que vales con tus obras, porque las palabras se las lleva el viento.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Clem Onojeghuo en Unsplash
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